30/06/2021
WARHAMMER +
kragnos reinos rotos - capitulo 4 Broken Realms resumen
Prologo
Con el necreoseismo desbaratado, la energía de la vida florece con más ímpetu, Alarielle se dirige hacia el roble de las eras pasadas, y desde allí intentara reemplazar la maldición de la muerte por una nueva vida.
Se abrieron camino combatiendo a los hombres bestias que
ocupaban aquellas tierras que una vez fueron verdes y llenas de vida, hasta
llegar al inmenso árbol caído, su ejército formo un circulo alrededor no
dejando pasar a ninguna de aquellas viles criaturas del caos mientras ella, la
reina eterna, subía a las raíces del árbol y entonaba su canción de magia.
El roble se estremeció con la canción alimentándose de las
almas que caían muertas por los Sylvaneth, el rio Vitalis volvió a fluir limpio
limpiando la tierra de la corrupción de Nurgle y poco a poco el gran árbol se
irguió clavando sus raíces gruesas como troncos de árboles, y recuperando el
color de la madera viva.
Mientras la lucha seguía alrededor, brotaron bellotas de oro
que contenían dentro formas fetales, que cayeron al agua y se abrieron con la
magia del renacimiento de Alarielle, las formas pasaron por las distintas
etapas de la vida hasta crecer como adultos en unos pocos segundos, portaban
largas flautas y la reina eterna les dio la bienvenida a sus nuevos hijos.
El cuerno lúgubre que en las guerras de los portales tanto
sufrimiento había llevado a los Sylvaneth fue destruido por completo y
Alarielle le pareció volver a ver Athel Loren ante sus ojos.
Los warsong revenants alzaron a los cielos a las criaturas
mientras hacían sonar la canción de la esperanza, la tierra misma rejuvenecía y
la melodía sylvaneth provocaba en la tierra un renacimiento para defenderse de
las oscuras fuerzas del caos. Aquí en Ghyran empezó hasta extenderse por los
demás reinos y provocar algunos acontecimientos que ni la propia Alarielle pudo
ver.
Acto 1
Excelsis es la principal ciudad del Orden en Ghur, acosada
por el mismo reino y por constantes ataques de orruk, vampiros y agentes de
tzeentch. La lanza del mundo que fue, tiene la capacidad de ofrecer visiones
del futuro a quien consume pequeños fragmentos de sigmarita de la lanza, por
eso la ciudad es codiciada por todo poder arcano de los reinos mortales.
A raíz de prohibir toda clase de magia en la ciudad, la
hermandad piedra nula dirigida por Odo Maulgen, mataba a todo aquel que usara
magia o rito que pudiera levantar suspicacias, los que más sufrieron fueron los
aelfos, después de que el consejo de la ciudad dictara que no se quemara ni
matara gente por las calles, la hermandad secuestraba a los “culpables” y los
llevaba al salón del baile que la hermandad había convertido en su cuartel
general y donde habían colocado más de 600 espejos para que los aelfos se
vieran reflejados mientras morían.
El cazador de brujas Galen Ven Denst de la orden de Azyr y
su hija Doralia, investigan todo lo que está sucediendo y entonces tienen una
visión producida por los Seraphon de una incursión skaven y unas criaturas
daemonicas que surgen de espejos. La familia Ven Dest son descendientes del
ahora Stormcast Ionus Crypborn.
Padre e hija consiguen avisar a la huestormenta de la ciudad
ante la revelación que han tenido y en ese mismo momento el ataque skaven
empieza, el segador blanco combate junto a los cazadores de brujas y ante el
ataque por sorpresa de los skaven, los stormcast deciden llevar una carga con
sus dracoth por dentro de la ciudad arrasando con todo lo que encuentran,
evocators en dracoline les siguen detrás y con esta carga consiguen cerrar los
roejeros y expulsar a los skaven.
Mientras tanto en otra parte de la ciudad, dos formas salen de uno de los espejos bañados por la sangre de aelfa, Synessia y Dexcessa se miraron y sonrieron.
Acto 2
Kragnos era una fuerza de la naturaleza sin igual, superior
a sus iguales, luchaba y crecía cada vez más y los orruk lo veneraban por su
vehemencia y poder destructivo, le hacían ofrenda de huesos de bestias cazados
por ellos, que kragnos devoraba haciendo más poderoso al alimentarse con la
esencia del tuétano de los huesos.
Se creó una alianza con los dracónicos para luchar contra
las bestias shagooth adoradoras del caos que habían venido de Azyr y reclamado
tierras en Ghur, se les venció casi aniquilándolos por completo, pero la rabia
de kragnos no tenía fin y empezó una guerra que mataría a dos imperios.
Kragnos y sus guerreros más fieles combatieron a los
dracónicos haciéndoles desaparecer casi por completo, en venganza destruyeron
al pueblo de kragnos y este persiguió a los últimos dracónicos, hasta matarlos
y pisotear sus huevos. Dos hermanos dracónicos conectaron mentalmente con Lord
kroak otra raza descendiente de Dracothion y les entrego los últimos huevos de
su especie para que los salvaguardara en sus templo-naves a cambio los Seraphon
urgieron un plan contra kragnos.
En la batalla que se está llevando a cabo en lo alto de una
montaña, mientras pisoteaba y destruía toda civilización dracónica, los slann
abrieron la montaña y junto a Dracothion y magia atemporal, lo enterraron
cerrando la montaña e impidiéndole salir de ella.
Con el hechizo de la vida de Alarielle, la montaña crujió y
kragnos busco la salida hasta encontrarla, por fin fue liberado y se dispuso a
encontrar a su pueblo, pero nada quedaba ya, ninguno de los suyos ni lo que una
vez fue su hogar, en su lugar vio una ciudad de humanos y mientras sentía la
rabia volver a recorrer su cuerpo, dicto que aquella ciudad caería.
El gran waagh de Gordrakk iba camino de Excelsis, con Skragrott
interpretando las visiones de la luna malvada, por desgracia no habían sido
suficientes para tener los tres trofeos con los que pretendían derribar la
ciudad, aun así, el empeño de Gordrakk no cejo.
En su camino dio con Kragnos, y se lanzaron al combate
ninguno de los dos pudo con el otro y quedaron impresionados, Skragrott detuvo
la pelea antes de que se destrozaran pues Gordrakk sabía que no podría con él a
la larga, se unieron con un mismo fin, la ciudad de Excelsis y el gran waagh de
orruks, mega gargantes, troll y demás criaturas puso camino a la destrucción de
la ciudad de Sigmar.
Acto 3
La ciudad de Excelsis era un caos por los acontecimientos
que habían ocurrido recientemente, se esperaba la llegada del gran waagh y
todos los habitantes se afanaban por crear las defensas adecuadas ante lo que
se aproximaba. Lord kroak llego a la ciudad para interponerse una vez más a la
bestia recién liberada.
La Lord-Castellant Meloria Evenblade diviso al ejercito
orruk, repleto de toda clase de criaturas y entre ellas un ariete, un enorme
cráneo de toro que no podía ser más que de una bestia divina, no pensaban
escalar las murallas, sino destruirlas.
El fuego se concentró en destruir el ariete que empujaban 12
mancrusher y un megagargante en su retaguardia, pero ni los gyrocopteros ni la
artillería podía con la magia de los huesos de una bestia divina. Cuando llegó
hasta la puerta y la golpeo las runas defensivas que Lord kroak había grabado
estallaron partiendo el ariete en mil pedazos.
Fue entonces cuando Kragnos apareció, acompañado por cien
jinetes orruk en gore-gruntas, cargó contra la muralla de la ciudad y fue capaz
de derribar hasta un kilómetro de muralla y se revelaron los túneles skaven que
las habían socavado.
Mientras tanto desde la guarida de la hermandad piedra nula,
una hueste de slaanesh apareció de los espejos y emprendieron marcha hasta el centro
de poder de la ciudad, con los defensores ocupados en las murallas no tendrían
oposición.
El cielo se abrió y los Astral Templars aparecieron para
luchar junto a sus hermanos knight Excelsiors, la batalla también discurría por
el puerto y al tercer ataque fue cuando superaron las defensas portuarias, las
puertas de la ciudad ya estaban abiertas por varios frentes.
Skragott hizo su aparición en la ciudad y a su orden la
compañía de ogors mercenarios que había reclutado la ciudad para su defensa se
volvió contra ellos, los defensores que repelían las armas cortas de los grots
no pudieron frenar las armas toscas de los ogors, mientras tanto, una flota de
barcos negros apareció en el puerto, Morathi había venido en ayuda de la
ciudad.
La marea verde perdía fuerza según penetraba en la ciudad,
al luchar entre edificios y callejones era más fácil contrarrestar su número y
las hijas de khaine eran expertas asesinas.
El Segador Blanco junto a los Ven Denst fueron a combatir al
recién nacido, Cerus Sentanus se sacrificó acabando con Dexcessa y padre e hija
volatilizaron a Synessa.
Morathi y kragnos se encontraron, mientras luchaban, Morathi
sintió la presencia de Lord kroak y al ver que ella no era capaz de vencer al
Dios de los terremotos ideo un plan junto al seraphon, este proyecto un portal
con la imagen de una ciudad dracónica, morathi se ofreció de cebo y cuando
kragnos reconoció la antigua ciudad de sus enemigos y vio derruida y ardiente
Excelsis, reto a Morathi para un futuro y atravesó el portal desapareciendo en
un estallido de luz.
En el reino del caos aparecieron Dexcessa y Synessa y junto
a ella estaba be´lakor burlándose de no haber conseguido lo que planeaban,
ellas le contestaron que la semilla ya está plantada que la alianza del orden
entre humanos y aelfos se romperá, que solo hace falta tiempo, el mismo tiempo
que necesita la tormenta de be´lakor para ocupar los cielos de todos los
reinos, aunque el tiempo se agota, pues un Dios duardin y poderoso ha
regresado.
Teclis ha despertado otras fuerzas para combatir al caos, un
enemigo por otro para terminar la guerra, pero Nagash aparece en el campo
astral de la meditación de teclis y le dice que la guerra apenas ha empezado,
que al final se hará con su alma y Teclis duda por primera vez.
En un pantano de ghur aparece kragnos y los habitantes orruk
del pantano lo ven como el Dios de sus pictogramas, lo reconocen como la
“beztia”.
Junto a Morathi eran 12 en el consejo, lo mínimo para tomar decisiones y el juicio se llevaría a cargo del Celestant Prime por la traición y golpe de estado en Anvilgard, cuando el juez estaba dispuesto a pedir la cabeza de Morathi, un duardin de barba blanca, enorme y de gran poder entro en la sala, pidió clemencia para la aelfa, se presentó como Grungni y pidió que trabajaran juntos por lo que estaba por venir.
29/06/2021
20/06/2021
Novedades Warhammer Age of Sigmar 3ª edición
La tercera edición de Warhammer Era de Sigmar sale a la venta el 3 de julio y el día 19 de junio se puso en prepedido.
Una caja de edición limitada que contiene las figuras que luego se dividirán en 3 set básicos para empezar a jugar, un libro de reglas, un libreto de campaña y las hojas de unidad.
06/06/2021
Saqueaalmas de Elathian Warhammer Underworlds
03/06/2021
02/06/2021
Relato Reinos Rotos (Broken Realms)
EL CUENTO DE TURNSKIN
Ven desde los desiertos, guerrero de la ruina. Siéntate
junto a nuestro fuego. Bebe de nuestro botín. Afila tu espada, porque, aunque
no estés entre amigos, nuestras causas se alinean. Escucha ahora mi historia.
Soy Mortharg Tar. En el lenguaje de los mortales de
extremidades delgadas soy un jefe de los gor-kin - hombres bestia, así nos
llaman. Mis cuernos son afilados y gruesos. Mis brazos son poderosos. Mis hojas
de hacha son afiladas. Muchas son las victorias que he ganado, y los enemigos
que he devorado ante las piedras de la manada.
No siempre fue así. Una vez fui como tú. Mi piel era suave y
rosada. Mis colmillos eran romos. Mi frente no estaba coronada. Soy un mutante,
no soy un verdadero Gor, sino que he sido modificado a partir de un débil
tronco humano. Es por esta razón que aún vives, ya que mis parientes de sangre
pura te matarían en cuanto te vieran y acabarían contigo. Sin embargo, fui lo
suficientemente fuerte para sobrevivir. Lo suficientemente fuerte como para
levantarme y cambiar. El favor de la ruina está conmigo.
Una vez viví en las tierras verdes de Ghyran, luchando por
los Dioses Oscuros. Cuando fui herido, mi tribu me dejó morir. Así es como debe
ser. Durante mucho tiempo vagabundeé, hasta que llegué al sombrío corazón de
Witherdwell. La oscuridad cornuda me encontró entonces, y le exigí que me diera
fuerza. El cambio se apoderó de mí. Día tras día me hinché, alimentado por el
odio de la tierra. La piel se erizó en mi carne. Mis cuernos crecieron. Me
quedó cierto dominio de la lengua de tu especie, mejor que el de la mayoría de
los de mi clase, pero todo lo demás era una bestia. Cacé a mi tribu. Los
descuarticé. Me comí sus corazones y su médula.
Es importante saber estas cosas. Los reinos hablan a los que
son fuertes. Sólo a través de la muerte demostramos nuestra valía.
Escucha ahora mis triunfos. Viajé a las tierras del fuego.
Destruí a los daemonios y a los magos cobardes para apoderarme de los tesoros
de los viejos reyes chamanes, y luego los pisoteé, porque ofrecían poder a los
débiles y merecían la destrucción. Cuando llegaron los hombres relámpago,
empuñé mis espadas contra ellos, porque también eran débiles y olí al gusano de
la tormenta sobre ellos, el que una vez expulsó a los de mi especie de nuestros
cotos de caza. Pasaron los años. Mi pelaje se engrosó. Mis cuernos se afilaron.
Más tarde me escabullí en las tierras de los huesos, luchando junto al gran
Ghosteater contra los vivos y los muertos, porque los que no pueden aceptar que
han caído son débiles.
No sé por qué volví entonces al reino de la vida. Que las
tierras verdes fueran mi antiguo hogar no importaba. Me había desprendido de mi
odiado pasado. Aunque no era un verdadero Gor y era odiado por mi familia,
gracias a mi poder y a mis bendiciones me había convertido en el líder de una
fuerte manada. La vida de mi especie suele ser corta y bruta, pero he aguantado
un siglo o más. Tal vez deseaba demostrar que los grandes ciclos se doblegarían
ante mí. Tal vez fue el Cuerno del Diablo encontrando su voz zumbante una vez
más lo que me llamó a regresar. Tal vez nunca fue mi elección. Soñé a menudo
esos días. Sueño con la Sombra de la Cala, la Bestia que Devora. Él ha rondado
estos reinos más tiempo que sus dioses. Nos habla más abiertamente. ¿Locura
nacida de demasiado grog robado, dices? ¡Ja! Tal vez, falso cuerno. Tal vez.
Nos esperaban. Apenas mis guerreros pasaron la puerta, más
de nuestros parientes se acercaron a nosotros. La manada de Ghorraghan Khai. No
lo conocía entonces. Era un tonto. El destino se aferra a ese chamán como su
capa de carne de hombre cosida. Los Bullgor, nuestros primos, le siguen y le
temen, pues se dice que se crió entre ellos. Sólo respetan la fuerza, incluso
más que nosotros. Mi manada lanzó un aullido de desafío y se preparó para el
derramamiento de sangre. Khai no lo permitió, dijo que el Shadowgave le había
avisado de nuestra llegada. Un jefe que habla en lugar de luchar no puede
sobrevivir mucho tiempo entre los gor-kin, pero Khai tiene sus propios dones.
Habla muchas lenguas de bestia astutas, y sus palabras pesan. Nos desafió a
igualar sus incursiones contra la gente de los árboles. Acepté.
No hacía falta animarles. Hemos guerreado contra los
arbóreos desde que había arbóreos contra los que guerrear. Todos nos odian, y
nosotros odiamos a todos, pero los odiamos más a ellos. Nuestros aullidos
amortiguan su vil canción, rompiendo la rueda de la naturaleza. Pero creo que
nuestra antigua reivindicación de las tierras verdes también los enfurece. Los
gor-kin estaban aquí antes de que brotara el primero de su especie, obligando a
las rocas y a los árboles a aceptar el cambio salvaje.
¿Te ríes, falso cuerno? ¿Te sorprendo? Sí. Somos capaces de
pensar más allá del simple salvajismo y la matanza. Nuestra apariencia no nos
convierte en descerebrados, digan lo que digan los que se esconden tras bonitas
paredes. Es cierto que pocos de nosotros hablamos las lenguas de los hombres,
aunque empiezas a seguir mis palabras con más claridad, creo. ¿Por qué
deberíamos molestarnos en aprenderlas? Cuando llegue el final, serán nuestras
pezuñas las que os pisoteen en el fango, antes de que os sigamos hasta las
tierras de los huesos y os descuarticemos por última vez.
Era fácil encontrar un objetivo. Un santuario a su dios
cazador asesinado, que todavía lleva el olor de los hombres-cadáveres.
¿Respiras con aprobación? Has luchado contra hombres-cadáver antes. Todos lo
han hecho, en estos días. Las raíces de la tierra se marchitaron con su toque.
La gente de los árboles no nos vio venir. Observamos cómo golpeaban a los
débiles chamanes, y esperamos a que sus sacerdotes de la corteza empezaran a
cantar un ritual de maullidos. Sólo entonces di la señal de ataque.
Habéis visto la batalla. Puedes imaginar cómo nos
desparramamos en la arboleda, rebuznando al chocar contra ellos. Las espadas de
mis Bestigors estaban afiladas, y pronto se dispusieron sobre sus reyes. El
resto de nosotros presionó, oprimió, rugiendo y cortando y mordiendo y
corneando. La guerra es simple. Es la lucha en el barro, el impulso de hender y
despojar hasta que todo sea aplastado. Nos destacamos en ello.
Incluso entonces, a través de la rabia roja, percibí que
algo iba mal. La tierra tembló como no lo había hecho desde que los reinos
temblaron bajo el aullido de la bestia mortal. Las raíces se aferraron a mis
guerreros, envolviéndolos en las piernas y haciéndolos tambalearse sobre las
cuchillas. Las rocas se estremecieron y estallaron. El aire sabía demasiado
limpio. Lo oí zumbar. Esto no era una muestra de débil magia verde. Era algo
más, o el comienzo de algo más. Sentí su pureza, y me resultó odiosa.
Encontré a mi enemigo rápidamente. Eran alados, atados a un
frágil espíritu de madera profunda, portando una lanza y llevando cuernos
falsos. Eso me enfureció. Mis Bestigors cargaron y murieron. El corazón de
Gorag fue perforado por la lanza. La cabeza de Mordurg fue cortada en dos. El
vientre de Khazlang fue abierto hasta que tropezó con sus propias tripas. Tres
gor-kin muertos en otros tantos latidos. No pensé más en ellos. Sólo importaba el
enemigo.
Nuestro combate fue brutal, aunque breve. La lanza de la
cosa-árbol me abrió las extremidades hasta los huesos, y la sangre me manchó el
pelaje, pero yo, Mortharg Tar, le rompí los cuernos falsos, le desgarré las
alas y le destrocé el escudo. Te veo salivar y gruñir con ansias de batalla, te
oigo pisar la tierra con tus pies fundidos en huesos por la necesidad de
matanza. ¡Ahora lo ves! ¡Te das cuenta de nuestra fuerza!
Yo demostré ser más poderoso. Mi pezuña se clavó en la
cintura de la criatura, partiéndola casi en dos. Mientras caía, me coloqué
sobre ella, con el hacha levantada y lista para cortar.
No.
No sé cuánto tiempo llevaba Khai acechándonos. Probablemente
desde que nos unimos a su guerra. Sentí que su magia rastrera se apoderaba de
mi espada, reteniendo el golpe mortal incluso mientras él atacaba al animal del
bosque caído con su brujería. En ese momento le habría dado una cornada mortal
por el insulto, aunque era un chamán y estaba tocado por el destino. A Khai no
le importó mi ira. Se agachó junto a la cosa-árbol y gruñó palabras que no
entendí.
Fue entonces cuando los Sylvaneth comenzaron a cantar.
Cantan todo el tiempo, pero no así. Para los falsos cuernos, tal vez sería
desconcertante. Para nosotros era fuego y dolor. Nuestras naturalezas se oponen
a las suyas en formas que los forasteros no pueden entender. Lo que es sagrado
para ellos es asqueroso para nosotros. Vi que Khai se tambaleaba y se tapaba
las orejas con las manos. Me derrumbé, con los sentidos ardiendo, desgarrando
mi propia carne para dejar salir la melodía asesina de mi sangre.
Las visiones brillaron. Un roble retorcido, ardiendo en
llamas verdes. Una montaña que se abre, sus fauces se ensanchan para tragarse
un mundo. Gaiteros torcidos cacareando en las sombras, y dragones de ámbar y
luz de estrellas rodeando a un dios de piedra con cuernos. Los oí entonces: los
reinos aullando, mientras algo cambiaba en sus almas.
Cuando volvió la cordura, los habitantes de los árboles
fueron masacrados. En nuestra prisa por silenciarlos, los habíamos destrozado.
Sólo Khai se mantuvo en pie. Aunque estaba encorvado contra su bastón, no pude
golpearlo, porque lo que había visto también ardía en sus ojos.
“El tiempo huye de nosotros, jefe", dijo entonces el
chamán, en la verdadera lengua de las bestias. La madre-árbol prepara su
canción. Cuando la cante, todo cambiará. Infestará los reinos con las energías
de la vida limpia. Incluso ella puede no conocer todo su poder. Debemos
detenerla. Debemos detenerla antes de que la canción sea cantada, y todo sea
dolor".
Así que ahí es donde vamos. A medida que viajamos, atraemos
a más guerreros a nuestro estandarte, porque todos los gor-kin saben que la
canción debe ser silenciada. Nos adentramos en las profundidades de los
dominios de la madre-árbol en estampida, quemando sus bosques y destrozando las
arboledas de sus sirvientes. La Shadowgave se mueve dentro de nosotros,
dándonos velocidad y vigor, ya que huele los planes de su némesis en
movimiento.
Pero no vamos solos, ¿verdad? Porque veo el pelaje brotando
a través de tu carne, tus torpes pies endureciéndose en cascos y el hueso
empujando tu frente. Te dije que tenía bendiciones. Hablé del poder de las
lenguas. Parece que mi cuento ha llamado a la bestia que llevas dentro. Tus
cuernos crecerán bien, creo. Suelta tu arma, piel de tortuga, porque eso es lo
que eres ahora, como yo. Pero incluso un piel de tortuga puede llegar a la
gloria, si es fuerte.
Venid con nosotros, parientes de la sangre. Venid con los verdaderos hijos, mientras pisoteamos estas tierras hasta la ruina.
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